El 12 de noviembre de 2021 bajé de un avión junto a mi esposa e hijos, llevando encima cuatro maletas con la mayor cantidad de elementos de nuestra vida anterior.
Todo menos ellos tres, había quedado atrás.
Físicamente, en España, no conocía a nadie y me tocaba comenzar desde cero en su máxima expresión.
Un nuevo comienzo
Alrededor de un año atrás, e impulsado por la gran crisis de mis cuarenta, había decidido cambiar el rumbo de mi vida realizando el máximo esfuerzo para dedicarme a una de mis máximas pasiones: la comunicación.
Comencé con un blog en WordPress pero muy pronto incorporé el podcasting, donde alcancé una repercusión que me permitió ganar algo de dinero online. Nada demasiado importante, pero lo suficiente como para saber que ese era el camino a seguir.
Toda persona que alguna vez haya migrado sabe que lo hacemos dispuestos a realizar cualquier cosa (legal) para subsistir. Si hay que limpiar baños, se limpian. Si hay que servir café, se sirve. Si hay que hacer fuerza, se hace.
Pero yo guardaba un secreto:
Estaba dispuesto a cualquier cosa para subsistir, pero mi objetivo era mucho más grande que llegar a fin de mes. Era sentirme realizado en un aspecto que hasta ese momento había quedado relegado por otros más urgentes. Y eso era innegociable.
¿Por qué comenzar con una Meetup?
Pocos meses después de radicarme en Arteixo descubrí que a unos pocos kilómetros de casa se llevaría adelante una Meetup de WordPress.
Y allí estaba yo, en un pequeño local de La Coruña, en medio de una Meetup en gallego, sintiéndome un infiltrado que nada tenía que ver con quienes estaban a su alrededor. Recuerdo ese día como uno de los más importantes de mi nueva vida en España.
Bebiendo con personas que compartían los mismos sueños, los mismos objetivos, que me trataban de igual a igual y a las que solo les interesaba pasar y hacerle pasar a los demás un buen momento.
Habiendo dado el primer paso, llegó el momento de mi primera WordCamp.
El antes y el después de una WordCamp
Dos horas conduciendo por una carretera que no conocía me llevaron hasta las puertas de la PonteWordCamp, donde pasé cinco minutos sin bajarme del coche y preguntándome para qué había ido hasta allí.
No me dedicaba a WordPress, ni a la comunicación, ni al marketing, ni a nada.
Estuve muy cerca, a nada, de poner en marcha el coche y regresar a casa como si esa mañana no hubiera existido pero logré bajar, cruzar la puerta, recoger mi acreditación y cambiar mi vida para siempre.
No estoy exagerando. Ese día fue un antes y un después.
Casi toda la comunidad de WordPress estaba allí y en cada una de las pausas, a ninguna de esas personas parecía importarle que yo fuera un teleoperador común y corriente.
Recuerdo con especial sorpresa el momento en el que crucé miradas con los organizadores de la Meetup de Coruña, a la que solo había asistido una vez. Ellos también me vieron y de inmediato recordaron que me conocían.
Además de saludarme y sorprenderse por encontrarme allí, me invitaron a pasar junto a ellos el resto de la jornada. Me presentaron a personas interesantes, me aconsejaron las ponencias imprescindibles y me hicieron sentir uno más entre ellos.
Una WordCamp no es el lugar adecuado para pasar tiempo en soledad, ya que siempre habrá alguien que se acerque a hablar contigo.
Una nueva realidad
Volví de Pontevedra sintiéndome otro. Algo había cambiado aunque no supiera qué. No tenía que ver con todo lo aprendido durante las ponencias (aunque aprendí muchísimo).
Tampoco con algún nuevo contacto en mi agenda que me abriera un nuevo horizonte laboral (aunque mi agenda volvió repleta de nuevos contactos).
Ni siquiera con una idea clara de los pasos a seguir para convertirme en un profesional de la comunicación (aunque el primer paso ya lo hubiera dado).
Y aunque al día siguiente me tocaba regresar a la infame plataforma de telemarketing en la que nadie me trataría tan bien como me habían tratado en la WordCamp, el rumbo de mi vida comenzó a torcerse. O, mejor dicho, había retomado su curso.
Las Meetup de Coruña se convirtieron en mi salida obligatoria de cada mes, y los momentos que he pasado allí han sido de los más importantes de mi breve residencia en España.
Desde entonces, he asistido a varias WordCamps, he reunido el coraje suficiente para subir al escenario y compartir mi escasa experiencia en un par de ocasiones, y he convertido a la comunidad de WordPress España en uno de los pilares, ya no de mi incipiente carrera, sino de mi vida.
¿Y ahora qué?
No sé si soy un profesional de la comunicación pero me pagan por comunicar. No tengo en claro si participar en las Meetups y WordCamp tuvo algo que ver con conseguir un mejor trabajo, pero en mi trabajo hago uso de mi experiencia en WordPress.
No sé si ser voluntario y ponente influyó en ser contratado para mi nuevo puesto, pero las fotos que te toman en una WordCamp son muy útiles para decorar el curriculum.
No sé si conseguí este trabajo por alguno de los contactos que hice desde que me uní a la comunidad de WordPress, pero recuerdo que cuando bajé del avión no conocía a nadie y hoy conozco, por lo menos, a una persona de cada región de España.
De lo que sí estoy seguro es de que todo este tiempo en España habría sido muy diferente si un día no me hubiera decidido a asistir a una Meetup o si no hubiera luchado contra mis propios fantasmas obligándome a bajar del coche y entrar en una WordCamp.
Tal vez también hubiera establecido una red de contactos jugando al paddle o en el bar de la esquina de casa, pero lo hice en torno a WordPress, y esa fue una de las mejores cosas que me pasaron desde que puse un pie en tierras españolas.
¿Y sabes qué es lo mejor?
Que esta historia apenas está comenzando.
¿Te imaginas todo lo que puede pasar durante los próximos años?
Yo no. Pero qué lindo será descubrirlo.
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