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Misterio en la WordCamp Logroño 2025: La cosecha del código

Misterio en la WordCamp Logroño 2025: La cosecha del código


¿Qué hacía un enólogo en un evento de WordPress? La respuesta se encontraba en una vieja leyenda, medio susurro y medio borrachera, que circulaba desde hacía eones por las bodegas de autor de la zona.

Los pasos de Lewis Lonswar, enólogo de profesión y detective por necesidad, se dirigieron con decisión hacia el Centro de la Cultura del Rioja, un edificio imponente en el que tendría lugar la WordCamp Logroño 2025, durante el 23 y 24 de mayo. La primera WordCamp que iban a celebrar en toda su historia. 

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Sospechoso, muy sospechoso

Una semana antes, un soplón se puso a cantar como un canario, confesando que, sólo durante esos dos días, una botella de valor incalculable, tan antigua como exquisita y tan secreta que ni los bots la podrían indexar, estaría oculta en aquel edificio municipal, en pleno corazón de la ciudad del vino.

Una botella por la que muchos matarían. 

La curiosidad y el misterio despertaron en Lewis un apetito que ningún Ribera del Duero podría saciar. No podía dejar pasar la oportunidad de saborear ese misterio. “Cuando la vida te da uvas… Haces vino”, se dijo a sí mismo.

El Centro de la Cultura del Rioja lucía espléndido aquella mañana. Un cartel en la entrada anunciaba con letras enormes el evento de la WordCamp Logroño 2025 y debajo se podía leer la fecha del 23 al 24 de mayo.

Nada más entrar, alguien de la organización le dio su acreditación y una mochila con regalos en su interior. Lewis sintió un pálpito en su corazón. En el ambiente se respiraba una extraña energía, mezcla de WiFi revolucionado y mosto fermentado. Además, todos los asistentes llevaban en sus ojos ese brillo que solo tienen quienes vienen a compartir conocimiento.

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Algo estaba pasando

Empezó a moverse con libertad por el recinto, observando e investigando a los organizadores que orquestaban el evento con precisión suiza y alegría española, mientras los patrocinadores atraían con sus servicios a la gente que curioseaba y chispeaba como un vino joven.

Pero Lewis no pensaba desviarse de su misión. Encontraría aquella botella añeja, aunque tuviera que bucear entre plugins y networking.

Fue en un momento de descuido cuando algo le golpeó por la espalda. Una ponencia brillante estuvo a punto de hacerle caer, pero se repuso y la enfrentó sin miedo. Pero aquel discurso era tan magistral y estaba tan bien estructurado que Lewis no pudo hacer nada y, tras acabar la intervención del ponente, se derrumbó sobre una silla, perdiendo el conocimiento.

Antes de que sus ojos se sumieran en la negrura, escuchó en la lejanía una voz que le susurró al oído: “El código está en el código”.

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¿El qué en el qué?

No sabría decir cuánto tiempo pasó antes de volver en sí. La cabeza le zumbaba. Aquella frase se había transformado en una letanía que se repetía en sus pensamientos una y otra vez, como si con ello, su cerebro pudiera encontrar una respuesta. No lo consiguió. 

A veces, solo el código sabe lo que pasa”.

Su instinto se impuso a la cordura y Lewis acudió a todas las ponencias de comunicación, de maquetación, de interacción, Woocommerce, chatbots, CSS… Todas eran geniales. Todas eran oro puro.

Pero las que más le llamaron la atención fueron las de SEO. En ellas aprendió que hasta el vino más excelente necesita de una buena etiqueta para ser encontrado.

¡Ahí radicaba la solución al misterio que lo había llevado hasta aquel lugar!

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Sigue las migas de pan

Aprovechando los aplausos de los asistentes ante otra ponencia espectacular, se escabulló, infiltrándose entre bastidores con la astucia de un zorro y la discreción de una copa servida sin ruido. Empezó a buscar pistas, señales y etiquetas.

Se guió por la lógica del código como quien sigue el aroma de una fermentación espontánea y, al poco, tras un panel decorativo, encontró un acceso oculto, protegido por un puzle a modo de cerradura.

Parecía abrirse con una combinación compleja de bloques de Gutenberg, pero aquel puzzle resultaba demasiado evidente. Recordó entonces todas las charlas a las que acudió y el momento en el que entró al recinto… Y entonces, en su mente, se formó la solución al acertijo.

Siempre había estado ahí mismo, delante de sus narices, escondida en el cartel que anunciaba que la WordCamp Logroño 2025 se celebraría en el Centro de la Cultura del Rioja durante el 23 y 24 de mayo.

Tras introducir la clave, una puerta se abrió.

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El Quiz revelado

El cuarto estaba en penumbra. Iluminación tenue. Humedad controlada. En el aire flotaba un suave aroma a roble viejo que no podía ocultar el hedor al secretismo. Al fondo de la sala, sobre un pedestal, descansaba la botella legendaria: sin etiqueta, sin nombre, solo un pequeño símbolo grabado en el vidrio… El logo de WordPress.

Lewis la tomó entre sus manos con reverencia. Era real. No un mito, no una metáfora: La cosecha del código.

Pero justo entonces, escuchó unas risas al otro lado del panel. Una charla acabó y la gente comenzó a salir entusiasmada, comentando ideas, compartiendo proyectos, conectando.

Comprendió entonces que la comunidad WordPress no era solo código o tener más conocimientos o poder que tu contrario. WordPress era pasión, colaboración, creatividad. Gente que imaginaba, compartía, enseñaba y aprendía con la misma alegría con la que él solía brindar con una copa de vino en su bodega favorita.

Se quedó mirando la botella. Allí estaba, perfecta. Pero por primera vez, no sintió la necesidad de abrirla y degustar su contenido.

Allí sólo, sin compañía, no merecía la pena.

La devolvió a su pedestal y cerró tras de sí, dejando el panel secreto tal y como se lo encontró.

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Comunidad

Volvió a la sala principal, donde le ofrecieron un vaso de agua tras una jornada intensa de charlas y conocimientos.  Lewis brindó con aquellos desconocidos que ya eran colegas. Empezó a reírse a carcajadas junto a los organizadores que se desvivieron por cada detalle. Aprendió de los ponentes que hablaban con la misma pasión con la que un viticultor cuidaba su vendimia.

Y entonces lo comprendió todo: la verdadera joya no era el vino oculto. Era la comunidad.

La comunidad era el verdadero lugar donde la gente se ayudaba y se apoyaba, sin importar desencuentros anteriores. Un sitio donde las ideas fermentaban, maduraban y se compartían.

Lo otro, era estar junto al vino más valioso del mundo, pero solo y abandonado.

¿Fin?

¡Pues claro que esto no es el fin de la historia!… ¿O acaso no te ha servido de nada conocer la historia de Lewis Lonswar, el enólogo de profesión y detective por necesidad?

No te lo puedo dejar más clarito, la WordCamp Logroño 2025 va a ser la caña. Tienen a unos ponentes espectaculares, el recinto, el Centro de la Cultura del Rioja, es alucinante y, además, es la primera WordCamp que organiza esta gente que tanta pasión ha puesto en el proyecto, así que las ilusiones puestas en esta WordCamp no podrían ser más altas.

No te lo pienses mucho y reserva en tu agenda los días 23 y 24 de mayo porque, aunque no encuentres esa botella secreta, seguro que vas a descubrir algo mucho más valioso.

¡Nos vemos en Logroño!

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Una respuesta a «Misterio en la WordCamp Logroño 2025: La cosecha del código»

  1. Exquisita presentación del menú. Mis felicitaciones al chef !!!

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